Ahora
Las ruinas del Oasis, referencia del esparcimiento bahiense en los veranos de los 80 y 90
El predio está abandonado e irreconocible. Sus instalaciones las disfrutaron miles de personas durante años.
Durante los veranos de los años ’80 y parte de los ’90, el club Oasis fue referencia de entretenimiento y descanso en la ciudad.
Su predio de 12.600 m2 y delimitado por las calles 3 de Febrero, San Lorenzo, Sor Juana Inés de la Cruz y Monseñor Miguel de Andrea, ofrecía comodísimas instalaciones y fue el destino de miles de bahienses con ganas de pasarla bien y pelearle al calor.
Sus tres piletas, decenas de parrillas, canchas de fútbol, básquet, vóley y bochas, juegos para chicos, un imponente quincho de 280 m2, vestuarios y cantina, rodeados de una abundante cortina de eucaliptos y tamariscos, fue el lugar indicado para eso.
Su auge lo tuvo cuando el lugar fue adquirido por la Corporación de Comercio para su afiliados. Ahí se encontraban colegas para charlar de negocios, economía y otras yerbas, en especial los fines de semana.
Tan fuerte fue su presencia que el sector tomó el nombre del complejo: Barrio Oasis.
Asados, mate, juegos de mesa, actividades para adultos, partidos y la colonia de vacaciones fueron parte de su rutina diaria.
Sin embargo, y como le sucedió al Prado Español y al club Náutico, tener pileta en casa dejó de ser algo tan exclusivo. Y sumado al desarrollo de otros tipos de entretenimientos, especialmente tecnológicos, fueron fundamentales para el principio del fin.
El predio fue pasando de manos con los años. Bajo el mando de ATE, para los trabajadores del estado, tuvo un resurgimiento, pero después del verano del 2016 ya no volvió a abrir.
“Cuando quisimos renovar el alquiler, nos avisaron que la pileta más grande estaba quebrada. Averiguamos e intentamos comprarlo, pero nos pidieron una locura. Recuerdo que también hizo gestiones el sindicato de empleados de AFIP pero que no estaban del todo bien los papeles”, comentó a Wips la secretaria general del gremio, Viviana Marfil.
Hoy, las imágenes del complejo son desoladoras. Poco a poco, la falta de mantenimiento, el clima y amigos de lo ajeno, lo fueron desmantelando.
Sus malezas crecidas, el quincho sin techo, los alambrados vencidos y las piletas vacías y resquebrajadas, son parte de un lugar que fue, pero que ya no es.
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Ahora
Qué se sabe sobre la calidad del agua de los surgentes
Accedimos a testeos recientes. Sólo hay 4 en buenas condiciones.
La falta de agua en Bahía genera nuevamente trastornos entre los vecinos.
Algunos pueden y compran agua mineral, pero otros van a los surgentes donde se generan largas colas, porque pese a que hay 26 perforaciones, solo 4 están en funcionamiento, no siempre a diario y en muy precarias condiciones.
Con bidones y botellas, el objetivo es aprovisionarse, y no solo para tomar sino también para otros usos.
Ante estos casos, vuelve a estar bajo la lupa la calidad de ese agua, que va variando y depende de la Provincia, que es la que debe realizar los testeos.
Consultamos a la Autoridad del Agua por el último control pero no tuvimos respuesta.
Si hizo análisis el municipio, que nos facilitó el resultado de las muestras.
No presentan problemas el de Don Bosco 3200, República Siria 2398, Alem 1615 y Guillermo Torres 3134.
Históricamente el surgente del Parque de Mayo, que tiene una profundidad de 700 metros y una temperatura de 60º, siempre da valores adecuados para el consumo humano.
Según el ingeniero químico y docente de la UTN, Domingo Campaña, es el agua de mejor calidad de la ciudad y la que toma habitualmente.
No así, por ejemplo, los de República Siria y De Angelis, ni el de Los Chañares, que en más de una ocasión dieron niveles de sodio por encima de los aconsejados por el Código Alimentario Argentino.
En esa línea, en Wips consultamos al cirujano digestivo, Damián Beder, quien dijo que si bien no conoce los últimos informes, el agua de surgente “requiere de análisis constantes, porque puede ir cambiando”.
“A veces es agua que tiene muchos minerales, en especial sodio y puede desarrollar hipertensión en quien la consume. Es importante conocer sus niveles de calcio, sulfatos, las comparaciones de fósforo y magnesio”, advirtió.
El profesional puso a la localidad de Dorrego como caso emblemático, cuyos vecinos durante años tuvieron los dientes manchados y con el tiempo empezó a modificarse a partir de la instalación de una planta desalinizadora.
Beder alertó además que “al ser agua caliente debería cargarse en bidones de vidrio, ya que habitualmente lo hacen en plásticos y puede desprender partículas”.
Ahora
A Nicolás le cortaron la medicación, no le dan respuestas y su vida está en riesgo
Padece Síndrome de Wilson, una enfermedad que causa la acumulación de cobre en varios órganos y no los puede eliminar.
Nicolás Telker es un vecino bahiense que padece Síndrome de Wilson, una enfermedad poco frecuente que causa la acumulación de cobre en varios órganos.
Si bien es normal tener ese metal en el cuerpo, también lo es eliminarlo. Pero ese no es su caso por tener una deficiencia hepática.
Sus problemas comenzaron cuando se contagió de coronavirus, lo que le generó una falla multiorgánica. Atravesó derrames cerebrales, convulsiones y pérdida de la capacidad motriz, cuyas secuelas persisten hasta hoy.
Su tratamiento es con una droga llamada D-Penicilamina derivada de la penicilina, que lo que hace es eliminar ese cobre por otras vías que no son las convencionales.
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En estos momentos está sin medicación porque el organismo que se la preveía, la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE), tiene todos los trámites frenados y no da respuestas tras el cierre del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Si bien hizo llegar su caso al municipio y cuenta con el apoyo, todavía está a la espera.
Cada caja de esta droga tiene un valor de $ 220 mil y Nicolás consume 6 por mes, además de anticonvulsionantes y anticoagulantes.
“Estoy aguardando desde noviembre y es preocupante. Con la suspensión de la medicación podría volver a tener fallas multiorgánicas y llegar a la muerte. Esto me pasa a mí y a otros miles de pacientes crónicos. Esperemos que se resuelva”, completó.
Ahora
Mewing, una técnica no aconsejada que se convirtió en gesto
De qué se trata el ejercicio facial que distintos influencers hicieron viral.
Desde hace algunos meses se está viralizando en redes sociales, especialmente en Tik Tok, un ejercicio que promete reducir la papada de manera sencilla.
La técnica se llama mewing, que consiste en cerrar la boca y apretar la lengua contra el paladar varias veces al día con el objetivo de ejercitar la mandíbula para marcarla.
Hay una gran cantidad de influencers que la promueven mostrando un supuesto antes y después.
El nombre está relacionado a su impulsor, el ortodoncista británico doctor John Mew, hoy de 95 años, a quien la Sociedad Británica de Ortodoncia le quitó la licencia en el 2017 por esta y otras teorías sin fundamento.
Se basa en la ortotropía, una idea de que la postura oral puede influir en el desarrollo y alineación de los dientes y a su vez guiar el crecimiento facial.
Sin embargo, especialistas advierten que este tipo de ejercicio es antinatural y recomiendan no hacerlo.
Puede generar tensiones musculares, de cuello, cabeza y problemas en la articulación mandibular.
Junto al mewing se hizo viral un gesto en el que se pide guardar silencio mientras se ejercita la rutina.
Ese ademán es repetido por los jóvenes y no tan jóvenes, algunos sin saber de donde surge ni de que se trata.
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