Horacio Málaga tiene 31 años, es de Monte Hermoso, y puede vivir de lo que le gusta. No sólo ofrece un servicio sino que además se diversificó y transmite su conocimiento para la formación de colegas y hasta posibles competidores.

Junto a su hermano Mariano son los propietarios de Shot’s Bares Móviles, o como se suele decir, alquiler de barra de tragos para eventos. Pero a su vez, también capacitan y forman en el rubro a través de Shot’s Estudio.

“Comencé en el 2010 cuando mi hermano iba a estudiar chef y había abonado un par de cuotas pero decidió no arrancar. Para no perder la plata, hice un curso de coctelería en ese mismo instituto, porque era algo que me gustaba desde siempre”, contó en diálogo con Wips.

Horacio se inició haciendo tragos para amigos hasta que pudo hacer de eso un medio de visa. Se quitó la intriga y terminó encontrando una salida laboral.

Sus primeras armas las hizo en paradores y boliches de su ciudad, hasta que en el 2013 entró a Único Bar, frente a la UNS, y le tomó práctica a cosas más elaboradas.

Con esos trabajos se pagaba los estudios de Despachante de Aduana y Comercio Exterior más otros de coctelería. Hizo cursos en Buenos Aires, en Córdoba y devoró varios libros.

Así, empezaron a surgir contrataciones de eventos con distintos tipos de barra hasta que logró armar la propia. Shot’s Bares Móviles salió a la luz en el 2016 como proyecto de Mariano y luego fue de los dos.

“Fuimos despacio. Para 30, 50 o 70 personas pero con el paso del tiempo empezamos a crecer y a convocarnos de fiestas mucho más grandes y hasta en simultáneo”, explicó.

Ese fue el puntapié para empezar a formar, porque les surgió la obligación de sumar entre 30 o 40 bartenders por noche y les costaba conseguir gente idónea.

“Ante la demanda, vimos una necesidad, la de reclutar gente. Y ahí surgió Shot’s Estudio, donde descubrimos la pasión por transmitir. A mí me gusta trabajar detrás de la barra, pero también enseñar. No me guardo nada y me gusta ser parte del crecimiento y progreso de los alumnos, a quienes trato de acompañar con consejos y recetas, entre otras cosas”.

La escuela ofrece cursos iniciales de práctica y razonamiento, y cursos más avanzados (menúes, técnicas, decoración, vinicultura, etc).

“No queremos que sólo aprendan el seguimiento de pasos para un trago sino que sumen herramientas para improvisar. Si no hay más gin, que sepan con qué reemplazarlo. Que no se limiten sólo a una receta sino a tomar decisiones y ser creativos”.

Para que ambas propuestas funcionen, también es fundamental venderse, y por eso apuestan fuerte a la imagen, las redes sociales y videos, que están a cargo de Rocío, la novia de Horacio.

“Gracias a dios nos está yendo bien. Para los eventos, que son momentos únicos, damos respuesta a las demandas y nos encargamos de todo. Y en las capacitaciones buscamos dar teoría y aplicación razonada, para que en el futuro los practicantes no caigan en movimientos repetitivos sino utilizando la creatividad y el conocimiento”, completó.

Para contactarlos, @shotsbaresmoviles y https://@shotsestudio/

Durante la primera semana de implementación del programa Casa por Casa se detectó una importante cantidad de chicos sin los controles sanitarios correspondientes.

Se trata de una campaña domiciliaria a través de la cuál se promueven herramientas para la prevención de enfermedades respiratorias.

Entre el 5 y 11 de mayo se visitaron 95 personas de la población objetivo y de ese total se detectó que 19 de ellas presentaban falta de Controles de Niño Sano, es decir, no contaban con todos los controles de salud.

Además, se registraron 18 cuadros de sintomatología respiratoria como tos, catarro u otra dificultad, y se efectuaron 20 intervenciones post-visita de acuerdo a las necesidades detectadas.

Se calcula estadísticamente que por cada 25 visitas realizadas se previene un caso de Infecciones Respiratorias Agudas Bajas en menores de 12 meses.

Cuándo hay que llevar al control a un niño, aunque no esté enfermo:

Entre los 7 y 10 días de vida: el primer control.

De 1 a 6 meses: todos los meses.

De 6 meses a 1 año: cada 2 meses.

De 1 a 2 años: cada 3 meses.

De 2 a 3 años: cada 6 meses.

Desde los 3 años: una vez por año.

Entre las acciones que se realizan en el programa Casa por Casa se encuentran: consejos de prevención de accidentes por inhalación de monóxido de carbono; concientización sobre la importancia del lavado de manos y su técnica correcta; control de libreta sanitaria y calendario de vacunas; evaluación de riesgo de bronquiolitis, información de prevención y signos de alarma; evaluación de riesgo por enfermedad respiratoria baja; evaluación de riesgo social; promoción de la lactancia materna y ambientes libres de humo de tabaco.

Las visitas se realizan con personal identificado y luego de pautar las visitas de manera telefónica en contacto con los vecinos.

Este programa se enmarca dentro de la Ley Nacional de los 1000 días cuyo objetivo es garantizar el cuidado y el acompañamiento de la persona gestante y del niño y niña hasta sus 2 años de vida. Por lo que, si bien la población objetivo son menores de 12 meses, si en el domicilio visitado se presenta una persona gestante o niño o niña de 1 a 3 años, se pregunta por estado de vacunación y controles de salud al día para garantizar el cuidado de la población que establece la ley.

El básquet argentino nunca se caracterizó por tener jugadores altos.

Por eso, la mayoría de los extranjeros contratados para la Liga Nacional juegan debajo del aro.

Cuándo aparece un nacional con buen tamaño, los clubes pugnan por reclutarlos de jóvenes y formarlos.

Sin embargo, no es habitual encontrar en esta disciplina jugadores nacidos en nuestro país que superen los 2,10 metros y que además lleguen a niveles internacionales.

Jorge González fue el máximo exponente de este reducido grupo al llegar a los 2,31. Pero en el máximo nivel solo pasó por Gimnasia, Sport y terminó en la lucha libre teatral de Estados Unidos.

Un gigante entre nosotros: las visitas de Jorge González a Bahía

De cara a la temporada 2001/02, Estudiantes estaba armando su plantel prácticamente sin bahienses y se terminó quedando con dos gigantes: Fernando Varas, de 2,19 y Guillermo Scholtis, de 2,17.

Era una gran apuesta ya que si bien no llegaban con grandes antecedentes, el equipo podría hacerse muy fuerte en lo que se llama la zona pintada.

Varas nació en Embarcación, Salta, en 1978, y de chico fue reclutado por Gimnasia de Comodoro Rivadavia. Pasó por selecciones juveniles, inferiores del Pamesa Valencia y el ascenso español.

Sin embargo, dejaría el profesionalismo de manera prematura por una afección cardíaca.

Sus estadísticas en Argentina fueron: 62 partidos y 1,5 puntos, 1,3 rebotes y 6,6 minutos de promedio por juego.

“El básquet no me apasiona, sólo lo tomo como un simple empleo”, confesó alguna vez.

Scholtis también es de 1978, nació en Córdoba y fue captado por Central Entrerriano.

Si bien ambos pasaron por selecciones juveniles, no lograron hacer pie a nivel profesional. Y su paso por Bahía se dio de la misma forma.

Jugaron muy pocos minutos por partido, Varas más que Scholtis, y en algunos no ingresaron. El equipo promedió la mitad de tabla y fue eliminado por Atenas en cuartos de final.

Dirigidos por Gustavo De Benedetti, Varas y Scholtis compartieron plantel con Gustavo Fernández, Pablo Moldú, Claudio Farabello, Manuel Muguruza, Mariano Castets, Fernando Larrañaga, Leandro Mateo, Juan M. Fabi y Cristian Romero.