El básquet argentino nunca se caracterizó por tener jugadores altos.

Por eso, la mayoría de los extranjeros contratados para la Liga Nacional juegan debajo del aro.

Cuándo aparece un nacional con buen tamaño, los clubes pugnan por reclutarlos de jóvenes y formarlos.

Sin embargo, no es habitual encontrar en esta disciplina jugadores nacidos en nuestro país que superen los 2,10 metros y que además lleguen a niveles internacionales.

Jorge González fue el máximo exponente de este reducido grupo al llegar a los 2,31. Pero en el máximo nivel solo pasó por Gimnasia, Sport y terminó en la lucha libre teatral de Estados Unidos.

Un gigante entre nosotros: las visitas de Jorge González a Bahía

De cara a la temporada 2001/02, Estudiantes estaba armando su plantel prácticamente sin bahienses y se terminó quedando con dos gigantes: Fernando Varas, de 2,19 y Guillermo Scholtis, de 2,17.

Era una gran apuesta ya que si bien no llegaban con grandes antecedentes, el equipo podría hacerse muy fuerte en lo que se llama la zona pintada.

Varas nació en Embarcación, Salta, en 1978, y de chico fue reclutado por Gimnasia de Comodoro Rivadavia. Pasó por selecciones juveniles, inferiores del Pamesa Valencia y el ascenso español.

Sin embargo, dejaría el profesionalismo de manera prematura por una afección cardíaca.

Sus estadísticas en Argentina fueron: 62 partidos y 1,5 puntos, 1,3 rebotes y 6,6 minutos de promedio por juego.

“El básquet no me apasiona, sólo lo tomo como un simple empleo”, confesó alguna vez.

Scholtis también es de 1978, nació en Córdoba y fue captado por Central Entrerriano.

Si bien ambos pasaron por selecciones juveniles, no lograron hacer pie a nivel profesional. Y su paso por Bahía se dio de la misma forma.

Jugaron muy pocos minutos por partido, Varas más que Scholtis, y en algunos no ingresaron. El equipo promedió la mitad de tabla y fue eliminado por Atenas en cuartos de final.

Dirigidos por Gustavo De Benedetti, Varas y Scholtis compartieron plantel con Gustavo Fernández, Pablo Moldú, Claudio Farabello, Manuel Muguruza, Mariano Castets, Fernando Larrañaga, Leandro Mateo, Juan M. Fabi y Cristian Romero.

Durante la primera semana de implementación del programa Casa por Casa se detectó una importante cantidad de chicos sin los controles sanitarios correspondientes.

Se trata de una campaña domiciliaria a través de la cuál se promueven herramientas para la prevención de enfermedades respiratorias.

Entre el 5 y 11 de mayo se visitaron 95 personas de la población objetivo y de ese total se detectó que 19 de ellas presentaban falta de Controles de Niño Sano, es decir, no contaban con todos los controles de salud.

Además, se registraron 18 cuadros de sintomatología respiratoria como tos, catarro u otra dificultad, y se efectuaron 20 intervenciones post-visita de acuerdo a las necesidades detectadas.

Se calcula estadísticamente que por cada 25 visitas realizadas se previene un caso de Infecciones Respiratorias Agudas Bajas en menores de 12 meses.

Cuándo hay que llevar al control a un niño, aunque no esté enfermo:

Entre los 7 y 10 días de vida: el primer control.

De 1 a 6 meses: todos los meses.

De 6 meses a 1 año: cada 2 meses.

De 1 a 2 años: cada 3 meses.

De 2 a 3 años: cada 6 meses.

Desde los 3 años: una vez por año.

Entre las acciones que se realizan en el programa Casa por Casa se encuentran: consejos de prevención de accidentes por inhalación de monóxido de carbono; concientización sobre la importancia del lavado de manos y su técnica correcta; control de libreta sanitaria y calendario de vacunas; evaluación de riesgo de bronquiolitis, información de prevención y signos de alarma; evaluación de riesgo por enfermedad respiratoria baja; evaluación de riesgo social; promoción de la lactancia materna y ambientes libres de humo de tabaco.

Las visitas se realizan con personal identificado y luego de pautar las visitas de manera telefónica en contacto con los vecinos.

Este programa se enmarca dentro de la Ley Nacional de los 1000 días cuyo objetivo es garantizar el cuidado y el acompañamiento de la persona gestante y del niño y niña hasta sus 2 años de vida. Por lo que, si bien la población objetivo son menores de 12 meses, si en el domicilio visitado se presenta una persona gestante o niño o niña de 1 a 3 años, se pregunta por estado de vacunación y controles de salud al día para garantizar el cuidado de la población que establece la ley.

Bahía está atravesando la semana más fría en lo que va del año. Las mínimas de sensación térmica están casi en 0 grados y las máximas no llegan a los 20.

Para combatir esas bajas temperaturas, el abrigo y la calefacción son los primeros recursos que tenemos a mano para contrarrestarlas, pero también es clave la alimentación, al menos para los que están más expuestos.

Si bien técnicamente no ayudan a combatir el frío, si aportan calorías para que el cuerpo lo tolere mejor. Consultamos para eso a la licenciada en nutrición Silvina Belli (MP 2626).

“Las personas más vulnerables o que trabajan a la intemperie tienen un aumento en la necesidad de energía, les sube el requerimiento calórico, entonces necesitan ingerir algo que se los brinde”, explicó.

Según la especialista, esa respuesta la dan los guisos, las pastas, carnes, nueces y frutos secos. Entre las frutas, las que aportan vitamina C (naranja, mandarinas y cítricos), y entre las verduras, la papa, la batata y el choclo.

“En el caso de la tradicional sopa de verduras, si bien es caliente y confortable, no aporta prácticamente calorías. Siempre cuando hace frío aparece el deseo de comer algo caliente, pero no es una necesidad fisiológica sino más bien psicológica y de confort”, añadió.

Belli precisó además que los condimentos picantes hacen subir la temperatura corporal por vasodilatación, igual que el alcohol, y por eso dan la sensación de calor, pero después eso mismo ayuda a perderlo.

“Los alimentos calóricos pueden ayudar a las personas que están expuestas al frío, no incide en quienes están confortablemente bajo techo y con calefacción”, completó.